Comenzamos la aventura en Castañar dirección arroyo de los lagares, cuyo olor es peculiar ya que bajan los residuos de los wc por él. Dejando ése mal momento atrás continuando nuestra ruta, nos encontramos una fuentecilla llamada el "helechal".
A su paso vamos encontrando una densa vegetación sobre todo olivares y siendo temporada encontramos también espárragos.
Arroyo de los Lagares corta con uno arroyo llamado Valle Domingo.
En una una de las paredes de la finca colindante al arroyo, en uno de sus cercos encontramos unas piedras grandes con forma de pez que nos llama bastante la atención puesto que son increíbles el parecido que tiene.
Más adelante en otra pared, hay curiosamente, situadas piedras lisas grandes formando una escalera para acceder a la finca.
Encontramos diversas huertas, chumberas, árboles frutales, olivares muy extensos...
En un lateral del camino divisamos un nogal que por su tamaño notamos que es un ejemplar ancestral, con sus raíces por fuera de la tierra cubiertas de musgo.
Alisos y numerosos árboles en la orilla del río Ibor nos acompañan a nuestro paso.
Un secadero de tabaco y unas paredes desgastadas por los animales de saborear su sal, son cosas curiosas que vamos descubriendo.
Cogemos el camino más antiguo del Ibor llegando a la Pisá del Toro ( llena de grabados y pinturas) dejando el cerro de los caballeros a la derecha.
Rumbo hacia la mina de Ibor encontramos una aldea llamada (Los Molinos) con sus huertos y zahúrdas.
Ya en la mina, nos adentramos y quedamos atónitos por sus paredes húmedas y llena de colores brillantes que realzan la belleza junto con los grabados hallados.
Ya realizamos nuestro regreso a Castañar siendo más dura la vuelta por las cuestas y el cansancio acumulado a nuestro paso y el calor sofocante.
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